Angel Cora

Veamos, observemos, primero la estampa titulada Despertar Campesino. Parece ser una típica estampa folklórica, casi una fotografía de un tiempo pasado que parece estar presente tan solo por la realidad que trasmite la luz y ese tratamiento del realismo que va desde la tierra al cielo; las tonalidades de los colores (azules, verdes, marrones), la diversidad, más que sugerida, evidente, de las hojas (panapén, plátano, palmas, acacias, yerbas) y  las dimensiones y perspectivas donde se encuadran los animales y la persona humana. Unos colores y unas líneas que, a pesar de la diversidad de elementos figurativos, nos muestran una composición unitaria donde una familia que se proyecta numerosa y flaca es quien lo controla todo (el niño alimenta los animales y el hombre deja ver el instrumento con el que se organiza el paisaje) En fin, una riqueza en la pobreza como realmente no era -y no es- en el campo puertorriqueño, pero como hubiera deseado el pintor que hubiera sido y lo lograra a través de su oficio.   

 

Otho Rosa Vélez