Angel Cora
"Ayé Shaluga"
2018 - Óleo sobre lienzo 30"x40"
Reseña:
La identidad de nuestro pueblo es rica por la influencia de diversas culturas y su mezcla de razas. De esa riqueza emana el sincretismo de nuestra espiritualidad, costumbres y creencias.
La diversidad es un elemento intrínseco de la Creación misma, y que a través de la historia, la humanidad, se ha resistido en reconocerla. Consciente o inconscientemente, por ignorancia o premeditada intención; con el idealismo de nuestros "micro mundos", hemos castrando la magnitud de nuestras propias posibilidades. Renegamos nuestra naturaleza y nuestra realidad humana al ser influenciados por conceptos distorsionados de la historia y de la sociedad en general, que nos llevan y nos arrastran, hasta convertirnos en verdugos de lo que somos. La práctica de la fe, ha sido precisamente el escenario donde dramáticamente ha quedado marcado el manifiesto de esos conceptos. Es allí, bajo los principios del prejuicio, donde se han encubado las atrocidades del extremismo que han empañado de sangre y muerte la historia de nuestra humanidad.
El ejercicio y la libertad de una fe saludable, nos permite abrirnos al entendimiento y al conocimiento, a no abrogarnos el derecho de invalidar e incluso, demonizar la fe de quien a modo personal la practica de una manera distinta. Tomo a Jesús como referente; señalado y sacado de contexto por codearse con "paganos" y "publicanos". Ello no lo invalidó en su propósito, por el contrario, lo consagró en el ejercicio de su amor y misericordia, aún para con sus detractores (irónicamente, religiosos y estudiosos de la Ley de su época). O que tal el mensaje de Ayé Shaluga, deidad que promulga la enseñanza de "compartir las riquezas y abundancias con aquellos que viven en carencia y miseria". ¿Será a caso la pertinencia de este mensaje una mera coincidencia en la coyuntura de crisis en la que nos encontramos?... ¿O descartamos su validez porque proviene de una fuente de fe distinta a la que profesamos?...
A modus propio pienso que el discernimiento surge del conocimiento, más el discrimen; de la ignorancia de lo que desconocemos, pues al fin y a la postre, todo; todo proviene de la misma Creación... ¡Todo